El campo híbrido POWERgrass ofrece mejor tracción, estabilidad y suavidad, en pocas palabras, una superficie de juego segura porque refuerza el césped natural. El jugador se familiariza rápidamente con el terreno de juego y se concentra más en la acción, ofreciendo mayor espectáculo.
Rendimiento y seguridad
Los entrenadores explican que el control del balón es el aspecto más importante del juego de fútbol. Si el jugador logra detener el balón en el primer rebote, ha alcanzado un objetivo elemental. En la superficie híbrida POWERgrass, el rebote del balón es natural y el jugador está sostenido por el césped reforzado, permitiendo que el atleta pueda moverse rápidamente, cambiar de dirección, acelerar o desacelerar sin perder nunca un paso.
Ahora es posible jugar con seguridad en un campo de juego con:
En la superficie híbrida POWERgrass, el jugador se siente más seguro, por lo que es más propenso a hacer marcajes y recuperar el balón en deslizamiento, ofreciendo un juego espectacular sin riesgo de abrasiones en la piel, una característica de los campos de césped sintético, mientras que en los campos de césped natural se evitan esguinces cuando la capa de césped se levanta haciendo que el pie se hunda, lo que a menudo observamos cuando la arraigamiento es escasa, especialmente durante el período invernal.
Prueba de sistemas híbridos respecto al césped natural
Los campos de césped híbrido están clasificados como campos de césped natural según los estándares FIFA, ya que contienen menos del 5% de fibras sintéticas. Esto es comprensible, dado que es difícil estandarizar un sistema compuesto al 95% por elementos naturales, que están sujetos a cambios constantes. Sin embargo, existe un sistema conocido como POWERgrass, que ofrece prestaciones y seguridad de juego muy similares a las del césped natural y logra mantenerlas uniformes en el tiempo, incluso a grandes distancias, como 900 km.
Muchos criterios determinan la calidad de un sistema híbrido, pero para el juego se tiende a considerar principalmente tres parámetros fundamentales:
1. Dureza Superficial: el valor de impacto Clegg (CIV) de la superficie de juego debe estar comprendido entre 65 y 100.
2. Resistencia Rotacional: la adherencia del campo, importante para todas las acciones de juego, debe estar entre 25 y 65 Nm.
3. Rebote del balón: la altura del rebote, cuando la pelota cae desde una determinada altura, debe estar entre 60 y 100 cm.
Estos parámetros fueron objeto de una prueba realizada por la FIFA en las Universidades del Estado de Michigan (MSU - Michigan State University) y del Tennessee (UT - University of Tennessee).
La prueba puso de manifiesto que todos los sistemas híbridos examinados son aptos para un torneo mundial, sin embargo, los datos revelan algunas cualidades distintivas del sistema POWERgrass:
- Es el que más se aproxima a las prestaciones ideales del césped natural, utilizado como referencia en ambas localidades.
- Los resultados relativos a la Dureza Superficial son uniformes en ambos sitios, distantes 900 km, contribuyendo así a una mayor estandarización de los campos.
- Las mediciones realizadas con el martillo de Clegg están cerca de los valores inferiores del intervalo, sugiriendo un campo más suave y resistente al pisoteo intenso; esto se traduce en una mayor seguridad de juego y en menos intervenciones necesarias para aliviar la compactación, especialmente cuando los valores se acercan a los 100 CIV.
El sistema POWERgrass está disponible con una alta densidad de fibras por metro cuadrado, sólidamente ancladas al soporte con una fuerza de 30 N. Está acompañado de una garantía de 12 años, que garantiza un uso prolongado y una continuidad de juego, incluso si el césped natural muestra signos de deterioro en algunas áreas. Esto permite una planificación optimizada del mantenimiento, haciendo el sistema mucho más sostenible desde el punto de vista económico, social y ambiental.